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Oraciones por América del Sur

El tiempo de la cosecha

Isao Numata  (1936-1995)

Hoy estamos teniendo la reunión de Pentecostés de Makuya en Maringá, Brasil. Me alegro de ver nuevas yemas que brotan ahora en Makuya de Sudamérica. Maringá está situado a media distancia entre San Pablo, Brasil y Asunción, Paraguay. Viajando en autobús, sentí que Maringá está muy lejos. Pero todos ustedes viajaron más de 700 kilómetros para asistir a este corto encuentro de una noche de Pentecostés. Doy gracias a Dios por la fe sincera y, sobre todas las cosas, por la sed que tienen por la Vida de Cristo.

 

El Prof. Ikuro Teshima profetizó en 1950: "Llegará un día en que los seres humanos perecerán por sus propios pecados. Sin embargo, un pequeño grupo de personas milagrosamente sobrevivirán y ellos verán un arco iris que brillará intensamente desde los Andes al océano Pacífico". Varios meses después, un poderoso Espíritu Santo fue derramado sobre sesenta personas durante la convocatoria bíblica en Aso, Japón.

 

Meditando sobre estas palabras, creo que en treinta o cuarenta años, llegará un día en el que se llevará a cabo una santa convocación del Evangelio Original al pie de la Cordillera de los Andes. Hoy, me siento el brote de la fe que cumplirá con esta profecía.

 

Deseando ser fertilizante

 

Nueve años han pasado desde que llegué a América del Sur para difundir el Evangelio Original. El momento de la cosecha se está acercando ahora, aunque no sé si las cosechas serán abundantes. Doy gracias a Dios por mostrarme hoy que la nueva generación está creciendo.

 

He experimentado alegría y tristeza durante estos nueve años de lucha. Sin embargo, no siento que mis días fueran tan difíciles porque he recorrido con gusto. Agradezco a Dios que me ha permitido vivir al máximo estos nueve años en esta amplia Tierra de América del Sur, que da frutos en abundancia.

 

Voy a regresar a Japón dentro de poco, y ya no me verán en América del Sur. "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, lleva mucho fruto" (Juan 12:24), dijo Jesucristo. Con mucho gusto quiero ser el fertilizante de Terra Rossa (la tierra de color rosado), para que el suelo sudamericano tenga la nueva cosecha.

 

En una ocasión declaré que quería vivir en América del Sur por el resto de mi vida. Por desgracia, no se dio mi deseo. Sin embargo, voy a seguir orando por una rica cosecha que se multiplicará treinta y cien veces en América del Sur.

 

Oremos hoy en este encuentro de Pentecostés, para que la Vida abundante de Cristo habite en nosotros. También soñemos el día en que la gente vendrá a reunirse de todos los rincones del mundo, a una santa convocación celebrada al pie de los Andes.

 

La conciencia de ser un remanente

 

Hoy, en esta reunión de Pentecostés de Makuya, quiero que nuestras almas sean encendidas por el Espíritu Santo; así, al igual que nuestros antecesores fueron transformados en personas completamente diferentes por el Espíritu Santo. La Vida de Cristo nos hace que nosotros mismos querramos echarnos al suelo como fertilizante. Deseo ser llenado de Vida de esta clase.

 

El Prof. Teshima dijo una vez: "Yo soy uno de los pocos del pueblo remanente para llevar adelante la santa historia de Cristo". Me gustaría que todos nosotros tengamos esta misma conciencia. Ahora, oremos con vigor: "Padre Celestial, por favor, utilízame hasta que mi cuerpo perezca, para que Tu voluntad sea hecha en América del Sur y en el mundo. Por favor, ¡derrama Tu vida en nosotros!".

(De su última reunión en América del Sur, 10 de noviembre de 1991)

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