
"¡Dios, haz uso de mí!"
Hiromitsu Oda (1960-2015)
(Paraguay)
De verdad esta santa convocación de Sudamérica fue un milagro en todos los sentidos. Siempre he orado por la conversión de mi familia, inclusive escribiendo en mi juramento de cada año. Esta vez también tuve muchos problemas antes de participar en la santa convocación e inclusive consulté al Prof. Takami. “Dios, esta va a ser la última oportunidad; si no hay cambio con esto, ya desisto”, diciendo así participamos con la familia en la Santa Convocación.
En la reunión familiar del domingo, después de regresar, todos decían que nunca estuvieron en una santa convocación con tanta alegría y gozo como esta; había partes que no las entendían y las piernas también dolían, pero sentían mucha ansiedad por querer estar en el lugar de la reunión. Escuchando esto, me llené de alegría y agradecimiento a Dios. Pero no era solamente eso. Dentro de mí también sucedió el milagro. Desde antes de la santa convocación, estuve entrenando la técnica de respiración profunda completa, porque sabía que iba a venir el Prof. Kadowaki. Pero no conseguía hacerlo. La palabra “espirar”, que es sacar todo el aire respirado afuera, tiene el significado de “morir” también. Jesucristo en el momento de la muerte sacó todo su aire interior juntamente con su último grito. Pensando en la forma de su muerte, me di cuenta de que yo no estoy muerto en mí mismo, yo también debo morir una vez en mí mismo y levantarme con la vida de resurrección. Cuando estuve pensando en esto, conseguí hacer la respiración completa.
Desde entonces, me surgía la Vida y comenzaron a suceder cosas misteriosas dentro de mí. Cuando estuve orando un jueves me vino una voz: “Publicad 'Luz de la Vida' ¡¡en español!!”. Entonces dije: “Yo que tengo mucho trabajo y estoy ocupado, ¿debo hacer esto?”. Entonces me vino una voz dentro de mí: “Siervo mío, apacienta mis corderos”. Ahí sentí que es mi culpa que este Evangelio Original no se cumple aquí en Sudamérica habiendo almas tan maravillosas como la del Sr. Daniel, Sra. Luisa. Y dije: Discúlpenme, Sra. Chiyo, Prof. Numata". Y quise anotar en el calendario para acordarme de este día tan importante. Ahí me di cuenta de que justo era el día de la Fundación del Japón y el día en que iba a comenzar la programación de "Luz de la Vida" en la televisión. Ahí tuve la seguridad de que de verdad esto era una indicación de Dios, desde el cielo.
Aquel día no pude concentrarme en mi trabajo y parecía que estaba dentro de un sueño. A la tardecita me senté en frente de mi escritorio y comencé con las traducciones. Entonces se me fue abriendo el mundo y me vinieron muchas inspiraciones. Esta revista "Luz de la Vida" es la semilla grande que sembraremos. Me di cuenta de que hasta ahora también tuvimos reuniones en español, pero no se continuaban porque a ellos les faltaban alimentos espirituales. Yo estoy alimentado por la revista "Luz de la Vida" y libros del Prof. Teshima, pero para ellos no había alimentos espirituales.
Le conté a mi esposa María Nélida las indicaciones que me vinieron de Dios y ella se sorprendió y se alegró. Enseguida comencé con la traducción e hice una versión piloto de cuatro páginas y se la mostré a mi esposa. Entonces ella leyó de principio a fin de una vez, como si hubiese sido imbuida por la "Luz de la Vida" que sostenía en sus manos.
Hasta ese momento tenía mucha inseguridad por el trabajo, por el negocio y por la vida cotidiana. Pero mirando estas señales, me vino una seguridad dentro de mí de que, aunque se cerrara el negocio, no hay problema. Cuando pensamos en la voluntad del Cielo, agradezco que ha comenzado esto dentro de mí.